miércoles, 11 de agosto de 2010

LIMA, EL ARIETE DEL VIVAR TÉLLEZ

Suelen decir los más veteranos del lugar, que hubo un tiempo en el que los mejores futbolistas eran los que salían al terreno de juego a sudar la camiseta y a divertirse. Pasar un buen rato ellos y hacérselo pasar a aquel público entusiasta que les contemplaba.
Así debió ser a juzgar por la emoción que los más entendidos sienten al evocar jornadas ya míticas de un pasado bastante alejado aunque no olvidado. En Vélez-Málaga, sin ir más lejos, la evocación de la historia del primer equipo de su pueblo es más bien poca, unos porque al ser más jóvenes no la conocieron y otros ya por su veteranía, la van perdiendo merced a los años y a la falta de memoria.

Poco es el legado que queda de su historia si no fuese por éste romántico del equipo que uno ama y que intenta plasmar sus historias con la idea de que se conozcan, y que con el orgullo que uno siente, acabe recordandose como una efemérides bien contada, o si es el caso de una anécdota, bien desarrollada. Es decir, una obra desinteresadamente bien hecha.
En mi particular, esto es casi una entrega religiosa, una fe ciega que me ha hecho hablar, recordar o sacar a luz esta vida que nos ha tocado, algunos acontecimientos importantes o semblanzas bien merecidas a jugadores, entrenadores, o personajes peregrinos de nuestro fútbol, mis auténticos héroes.
Uno de estos y que militó en el C.D. Veleño en la campaña 60-61, es Antonio Lima Romero, el inconfundible “media naranja goleadora” junto al veleño Antonio Toré en la primera campaña del equipo entrenado por Juan Antonio Aparicio en Tercera División y que hicieron del gol su satisfacción más personal y familiar entre compañeros de equipo y aficionados.
No es mi intención comparar a este jugador con otros futbolistas que pasaron por el fútbol nacional o el equipo veleño en su historia, y que por su velocidad u olfato goleador, en algún momento le apodaron “El Gamo” o "Ariete" y que como segunda opción apostillaban con el nombre del estadio donde jugaba o en el que hizo diabluras por la banda en la que se desenvolvía.
A Antonio Lima se le podría perfectamente denominar “El ariete del Vivar Téllez”, como en su momento se le apodó al vasco, Piru Gainza el Gamo de Dublín o Joaquín Peiró el “Galgo del Metropolitano”…
Un futbolista ambidiestro que ocupó el puesto de delantero centro por su enorme disparo, fuerza y envergadura.

Nacido en Marbella el 25 de enero de 1935, se inició en el fútbol en las categorías inferiores del equipo representativo en su ciudad con el que llegó a jugar en la antigua Primera Categoría Regional de aquellos años cincuenta.
No olvidó los estudios, y por ello marchó a Madrid donde se licenció como Profesor de Educación Física. Es en ese tiempo de estudios cuando en edad juvenil prueba con grata impresión por el Real Madrid amateur y alternando su segundo deporte, el Atletismo, donde obtiene en Madrid en el año 1953 el título de Campeón de España de 100 metros lisos con un crono de 11´2, dos años antes se proclamaría segundo de España en el 200 celebrado en Miéres (Asturias) y un tercer puesto nacional en los relevos 4 x100.
Está claro que ese punto de velocidad en un joven de 1.81 y de no más de 70 kilos, le ayudaría y bastante en la práctica del fútbol.


Tras su periplo militar en Cádiz, donde se enrola en el Recreativo San Fernando y pasar después (1957) al C.D. San Fernando, es fichado a su vuelta a Málaga, por el Atlético Malagueño.
Sus condiciones futbolísticas, su rapidez y la ventaja de ser un jugador ambidiestro, no pasan desapercibidas por Juan Antonio Aparicio para que forme parte del primer equipo veleño que jugaría en Tercera División.
Costó trabajo ficharlo, hasta el punto que Aparicio, según Lima el mejor entrenador que ha tenído, adelantáse de su dinero (22.000 mil pesetas de aquella época) para que el Club Deportivo Veleño pudiera hacerse con los servicios del futbolista y así tenerlo en el equipo que estaba formando. Sin duda fueron un acierto enorme tanto el trámite y el resultado de su fichaje.
Lima formaría, como hemos referido antes, tándem goleador con Antonio Torés, en una campaña nueva para el fútbol de Vélez-Málaga.
Si Toré tiene en su haber el marcar el gol 1 y 100 del equipo veleño en Tercera división, Antonio Lima lo tiene en ser el primero en anotarlo en esta categoría en el estadio Vivar Téllez. Fue ante el Adra en segunda jornada de liga en un encuentro que se perdía por 0-2 y que los de Aparicio (18 de septiembre de 1960) remontarían con goles de Lima y Espinosa.
Vemos la foto tras la alineación que citamos y que formaría con; Vela; Liñán, Rando, Curro; Botana, Machado; Espinosa, Lima, Torés, Requena y Sarmiento. Cubríria el único cambio del equipo, Aurelio Muñoz, como portero suplente.


Por fortuna, trabajo y juego, el destino sonrió al equipo de Aparicio, y los Lima y Toré (tanto marcan, marcan tanto) ofrecieron muchas tardes de éxito al equipo Veleño, tantas que ambos encabezaron eso que se llama "ranking goleador" de aquella histórica campaña.
En especial aquella primera visita a La Rosaleda, ya recordada en un artículo en este blog (poner en el buscador "Aquel partido maravilloso") en el que Lima y Torés le dan con sus goles la primera victoria veleña (1-2) ante el Atlético Malagueño.
Uno de los días más recordados en el aficionado de Vélez-Málaga que dejó vacío su pueblo, para llenar los muchos vagones del antiguo ferrocarril Suburbano que se fletaron y así poder ver aquel partido que tanta expectación levantó.

Lima queda junto a todos los demás jugadores de aquel equipo de la 60-61 (medio siglo atrás) como uno de los grandes, aquel delantero rápido, hábil, vertical y goleador, héroe de tardes inolvidables y de avances en el área rival. Aquella que corrió hasta que se enamoró de Maru, su fiel compañera y esposa en el viaje de la vida y entregó su tiempo a ella a los 26 años y a la disciplina por la que se licenció, la Educación en el deporte. Volvió a jugar años más tarde en el C.D. Fuengirola de Ramoní y poco después, lo dejó.
Es nuestro recuerdo en este blog al Ariete … del Vivar Téllez.
Un honor el poder conocerle.

(fotos archivo de Antonio Lima y Jesús Hurtado)