jueves, 21 de mayo de 2009

FÚTBOL CON LUZ ARTIFICIAL


Aunque pudiera parecer una tontería, el conocer cuando se jugó en Vélez por primera vez al fútbol con luz artificial, es también un dato a tener en cuenta dentro de la historia de nuestro querido club. Para muchos jugadores, directivos y aficionados del Vélez C.F., es una circunstancia olvidada en el tiempo. Pocas son las personas que recuerdan esa efemérides deportiva, ya que jugar con luz eléctrica parece que es una cosa de toda la vida…

Para recordar la primera vez tendríamos que remontarnos a finales de la campaña 66-67, eran los momentos en que el C.D. Veleño había dejado marchar a la mayoría de sus jugadores “profesionales” al no poder soportar sus nóminas, ¿les suena esto de algo?, y por tanto se tuvo que reorganizar una plantilla con los jugadores ya reconocidos de la cantera y muchos otros jóvenes que habían sido con Alberto Ruiz Pareja, Campeones de Andalucía Oriental en categoría juvenil.

La intensa actividad que desarrollaba tanto el primer equipo como los conjuntos del juvenil e infantil, estos últimos también fortalecidos por acabar terceros de España en Castellón, y el hecho especial de que la mayoría de los jugadores, por ser trabajadores o estudiantes, sólo podían practicar el deporte a últimas horas de la tarde, fue la principal razón esgrimida por la directiva que entonces presidía, José Del Pino, para llevar adelante el proyecto de proponer al consistorio veleño el tener iluminación artificial en el Vivar Téllez.
Tras numerosas reuniones y gestiones, sería en la primavera de 1968 cuando se instalaría la primera iluminación artificial. El costo de la obra ascendería a 100.000 pesetas, importe que fue sufragado a partes iguales por la Delegación Nacional de Deportes y el Ayuntamiento veleño.

La directiva del equipo veleño, en las que figuraban entre otros muchos directivos, Manolo Guerrero, Enrique Atencia, Francisco Moyano y los hermanos Fernando y Francisco Romero, pudieron por fin ver su sueño cumplido.

Tras estas cuatro pioneras torretas (más bien postes) con seis focos, y que con el tiempo se comprobaría que ofrecían una luz insuficiente para poder jugar partidos de fútbol (foto b/n), se instalarían otras más anchas ancladas en hormigón.
Esta gestión se lograría siendo en esos momentos presidente del veleño, D. Manuel Martín, que había sucedido en el cargo a Del Pino, y que con la ayuda nuevamente del Ayuntamiento de Vélez-Málaga, logró que el estadio Vivar Téllez estuviera mejor dotado de luz artificial. Para mejorar el alumbrado se instalaron cuatro torretas nuevas que dotaron al campo de la tan necesitada luz indispensable ya para la disputa de partidos por las noches, así como para poder mejorar los entrenamientos semanales que por entonces ya preparaba Luis Botella como entrenador del primer equipo.

Con esta mejor iluminación para los tiempos que se vivían, la directiva veleña vio interesante organizar un partido amistoso para la inauguración del citado alumbrado.
De esta manera, el primer encuentro bajo potentes watios de luz se disputaría en la segunda semana de agosto de 1970 en el Estadio Vivar Téllez y para tal inauguración se invitó al C.D. Málaga.

Para que todo saliese perfectamente, los técnicos municipales harían las últimas pruebas encaminadas a comprobar el funcionamiento de las torres instaladas en el terreno de juego, durante el entrenamiento del equipo veleño un par de días antes del partido inaugural.

El encuentro que se celebraría a las 8’30 de la noche en el Vivar Téllez, estaría iluminado por cuatro torres, situadas en las cuatro esquinas del campo, y que estaban compuestas por quince focos pequeños y tres más grande cada una. A finales de los años ochenta la iluminación del Vivar Téllez se reforzaría con algunos reflectores situados en un lateral central del campo, junto a lo que eran los primeros vestuarios del campo veleño.

Con el tiempo aquellas cuatro torretas “ayudarían” económicamente al club luciendo publicidad y de las que recordamos a los Almacenes de Materiales de Construcción Desiderio Robles (73-78), Cerveza Victoria (79- 84), Fabrica de ladrillos “El Prado” (85-92) y Construcciones Level (93-97). Esta última empresa aportaría cerca de medio millón de pesetas para las arcas del club que presidía, Juan Antonio García “El Canastero”.

A pesar del tiempo que pasado desde que se pusieron los primeros focos, y las remodelaciones que hemos reflejado en este blog, lo cierto es que la luz artificial en el Vivar Téllez sigue siendo todavía algo deficiente. 

martes, 19 de mayo de 2009

EL MANGUI "TORREÑO"

Manuel Garrido Villena, nuestro “Mangüi II”, nació en Málaga el 17 de Agosto de 1.937. Su apodo le llega rebotado de la amistad que desde joven le unía con su ídolo del Azucarera Larios y ex-jugador del Sevilla, el malagueño Manuel Rojas. 

Se inició jugando en los escalafones inferiores del modesto C.D. Malagueta, conjunto donde coincide con Ríos y Granados y que disputaba sus partidos en el campo del Carmen y como filial del Málaga.

En un principio ocupaba posiciones en la delantera, pero con el paso del tiempo se convirtió en un fuerte y completísimo defensa lateral. Llegando a ser uno de los más notables jugadores que en este puesto han jugado en la historia del fútbol veleño.

Cuando llegó a Torre del Mar procedente de Málaga, se vinculó en los diversos equipos que se formaban a la sombra del hoy desaparecido edificio del Saladero de pescado que estaba situado en la conocida calle de San Andrés.

Por su físico, un tanto desgarbado, le apodaron sus compañeros “el canijo”, pero esa apariencia de jugador de poca fuerza pronto desaparecería, ya que “Mangüi” derrochó en todo momento un coraje especial en la práctica del que siempre fue su deporte favorito. 
En edad juvenil ya destacaba con el primer equipo del C.D. Torre del Mar, de ahí que fuera seleccionado por el veleño Francisco Castejón, para jugar con la U. D. Veleña la fase sector del Campeonato Andaluz Oriental.
El equipo de Castejón, que prácticamente era una selección malagueña, ya que estaba compuesto por jugadores de Marbella, Málaga y Vélez-Málaga, se proclamaría primero campeón provincial sin perder un solo encuentro y después siguió esa racha ante conjuntos representantes de Granada y Almería.

Como futbolista, siempre sobresalió por ser un zaguero duro, pero nunca violento, con dotes  de ordenar y dirigir a sus compañeros desde la línea defensiva, además de poseer un gran control del balón con las dos piernas, ventaja muy importante por aquellos años para los jugadores que tenían la misión de defender su portería de los delanteros rivales.
Con veinte años y de la mano de Juan Antonio Aparicio, debutaría en la defensa del Veleño, un puesto del que se hizo indiscutible por razón de cuatro campañas. En la primera de ellas, la 59-60, consigue el el campeonato provincial de Primera Categoría y después, el ascenso a Tercera División por primera vez en la historia del club veleño.


El destino quiso que Manolo Garrido coincidiría con su ídolo de pequeño, el verdadero “Mangüi” jugando en La Rosaleda y contra el Atl. Malagueño (con el que tuvo un rifi rafe que produjo la expulsión del malagueño) y poco más tarde coincidirían en el mismo equipo veleño, donde sellarían por siempre una gran amistad.

Tras el Veleño pasaría al Atlético Marbella, que había fichado a Juan Antonio Aparicio y que optó por reforzar su plantilla con tres futbolistas "suyos", José Gómez, José Santacruz y nuestro “Mangüi”, que militó en el cuadro marbellí por razón de seis temporadas y donde ganó una Copa Sánchez Pizjuán y disputó un histórico play off a Segunda División. Su última campaña en el Marbella estuvo dirigido por Armando Benavides.
Manolo Garrido se retiró del fútbol a la edad de 32 años, lo hizo en plenas facultades físicas para el fútbol y siendo un jugador admirado por todos y querido por quienes siempre confiaron en la capacidad de un seguro defensa valedor. Supo reunir excelentes cualidades tanto deportivas como humanas.