Difícil es en estos tiempos que
tocan, el haber podido conocer a todo un caballero fuera y dentro de un terreno
de juego. Para el que escribe estas
líneas ha sido un gran honor y un placer haberle conocido, tenerle como amigo y
en muchos momentos, haber compartido con otros compañeros de equipo como,
Juanequillo y Pepillo “El monstruo”, charlas y tertulias de su época como futbolista
del Vélez C.F., su único equipo.
Conversaciones y risas,
nostalgias en torno, como no a un buen vaso de vino en “La Molineta ” y que acababan,
así lo esperábamos todos, con mi amigo Reyes recitando sin un error y con tinte
de buen rapsoda, pasajes de la
Venganza de Don Mendo… obra teatral de Pedro Muñoz Seca.
Una vida la de Pepe Reyes (2-3-1923), en la
que siendo niño se extravió de su familia por motivos de aquella desbandá de la carretera de Málaga - Almería y apareció recogido por la Cruz Roja
Internacional que lo deja en acogida a una familia en Torrente (Valencia) con
la que convivió como uno más durante cuatro años.
Sin duda el “primer partido” que
ganó mi amigo Pepe fue con tan sólo 17 años, luchó ante las adversidades de una
guerra cruel y pudo recuperar el paradero de los suyos en Vélez-Málaga, y en la que ya lo daban por perdido
definitivamente.
A Pepe Reyes (abuelo de nuestro jugador Benji) le conocí jugando al
dominó una tarde en la que ya inmerso en la idea de escribir la historia del
Vélez C.F., le tocaba pasar por confesarme secretos de aquel fútbol que vivió
de varias maneras, como futbolista y también como directivo.
Se inició jugando en el Atleti
Veleño, con el que compartió la línea media junto a, Pepe Palma y Antonio Benítez, en
un club que aportó bastantes valores al primer equipo de la ciudad.
Sus comienzos a mitad de los años
cuarenta fueron sustituyendo a jugadores como, Milanés y Fernández “Sacatrucos”.
Su estatura y habilidad en el juego aéreo le permitió hacerse poco a poco con la
titularidad del equipo y corto tiempo después ser uno de los capitanes del equipo, al
que imprimió señorío.
Por razón de casi doce años militó en el equipo veleño, viviendo además la transición de lo que fue el jugar en el
viejo campo del Tejar de Pichelín y pasar al Vivar Téllez en la que formó en el once titular de su inauguración.
Se nos va hoy una gran persona, al que
desde hace tiempo le hemos echado de menos en el Vivar Téllez sentado en la grada con uno
de sus hijos.
Dejadme que me quede, con la foto que encabeza este artículo, que sirva de despedida a mi amigo, con su mirada feliz, y su elegante visión y lectura de los partidos de fútbol de su equipo, al que amó siempre.
Descansa en paz amigo Pepe Reyes... todo un Hidalgo y futbolista para mí.
Mi abrazo a toda su gran familia.
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