viernes, 19 de febrero de 2010

AQUEL PARTIDO MARAVILLOSO



Se pasa por alto siempre que se hablan de los enfrentamientos entre los Atlético Malagueño y C.D. Veleño o Vélez C.F., la fecha del 4 de diciembre de 1960. Que día tan enorme para el fútbol veleño y que pena me da de aquellos que por una u otra razón, no la repasan y la olvidan.

Era el día en que el C.D.Veleño de Juan Antonio Aparicio pisaba por primera vez el césped del estadio La Rosaleda para jugar en Tercera División ante el Atlético Malagueño, equipo que por entonces lo entrenaba Antonio Iznata “Chales”.
Durante la semana los periódicos dedicaron numerosas líneas a hablar de ese singular partido, inédito en el césped de Martiricos y que al equipo chanquete les visitaría un conjunto veleño repleto de ex jugadores malagueños, como era el caso entre otros de, Espinosa, Lima, Sarmiento o Curro

El Veleño en su primera andadura en categoría nacional caía muy bien en Málaga, ya no solo porque su entrenador era una persona muy reconocida y popular en el mundillo, sino porque dentro de las limitaciones que podía tener el conjunto del Vivar Téllez, este realizaba un fútbol vistoso, práctico y sencillo.
Fue tanta la publicidad en la prensa y mucho más el boca a boca, que aquel domingo la expectación fue impresionante. Nunca el estadio La Rosaleda en un partido de Tercera había albergado tanto público, se cuenta que cerca de 21.000 espectadores.

Sí, una cifra récord de público en las gradas, que el Vélez actual y mira que han pasado ya más de medio siglo de ese día, no ha vuelto a conseguir tener en un partido de fútbol.
Durante la semana, la compañía de Suburbanos observando el interés en Vélez-Málaga por el partido, fletó un tren especial para que, con más números de vagones de lo habitual, dieran posibilidad a los aficionados veleños a acompañar a su equipo en ese tan cacareado encuentro. Aquel día Vélez-Málaga quedó prácticamente desierta.


La Rosaleda a las cuatro y media de la tarde fue un clamor, el aficionado veleño sintió como nunca a su equipo vestido de blanco impoluto, eran los comienzos de un cambio en el fútbol de Vélez-Málaga. Atrás quedaban los años de problemas y desventuras.

A las órdenes del colegiado gaditano Sr. Melero, saltaba al campo el Veleño moderno, y a la cabeza el capitán Antonio Toré en una alineación para la historia:
Vela en la portería; Liñán, Cuqui, Mangüi en defensa; la popular línea medular, Botana, Rando, y después los, Espinosa, Lima, Torés, Curro y Sarmiento.
Un equipo que ese día parió sus nombres propios colgados a jugadas virgueras imborrables que hicieron las delicias del amante a ese espectáculo deportivo, que no rivalidad, y que ofrecieron como resultado final la victoria por 1-2 en La Rosaleda.



Se adelantó Lima en la primera parte tras una jugada trenzada del equipo, empataría Mangüi (que después fue expulsado en un encontronazo con el Mangui veleño) en un rechace y cuando todavía en la segunda parte aún quedaba partido, una galopada de Torés al que no le llegaron a alcanzar sus marcadores, éste puso en pié a una Rosaleda con un tanto ante el meta Jesús Lorenzo digno del mejor futbolista de estos tiempos que vivimos.

Aquel 1-2 se celebró de que manera en el campo. Ni que decir tiene, que aquella victoria estuvo bien preparada, hasta el último detalle por parte de los de Aparicio, que habían estudiado concienzudamente al rival, hasta el punto que pocas cosas aquel día se hicieron mal.

Por historia y como es comprensible hemos tenido más partidos contra el Malagueño, Málaga C.F. o Málaga B, pero sin duda este, el primero en jugarse en La Rosaleda, fue un partido maravilloso, digno siempre de recordarse cuando se hable de los enfrentamientos entre malagueños y veleños.
Pocos encuentros como éste que en este artículo mencionamos, ilustraran de mejor manera aquel sentir sano de una ciudad con su equipo de fútbol, su ilustre entrenador y los goles históricos de Lima y el vecino de La Viñuela, Antonio Torés.