Este pasado sábado ha fallecido a la edad de 74 años el que fuera gran delantero del C.D. Veleño en los finales años 50 y principio de los 60, Antonio Torés Frías.
Toré entró en la historia del fútbol veleño, como uno de los representantes más queridos por todos, nacido en Benamocarra el 24 de marzo de 1.936, su infancia deportiva estuvo situada inicialmente entre la pequeña localidad de La Viñuela y la gran urbe de Madrid.
Estaba claro que el fútbol, deporte que en aquella época había prendido entre la chavalería, sería su gran pasión. Sus dotes como futbolista fueron muy notorias desde que triunfaba en el equipo juvenil del Infanta María Teresa, colegio de huérfanos de la Guardia Civil donde estudiaba.
Allí coincidió con quienes años más tarde, llegarían a ser figuras del fútbol español, Cela, Santiesteban y Martín Esperanza.
De siempre se le unió a su calidad en el disparo, una enorme colocación en el área, lo que le hacía estar siempre en el momento oportuno. Con veinte años llegó a Vélez donde enseguida lo enroló Francisco Castellón para jugar en el equipo que preparaba, el Atlético Antoniano Veleño, formando con sus compañeros de delantera, Ríos y Manolillo.
Antonio Torés continuó en el fútbol de nuestra ciudad por razón de seis años, llegando a contribuir con sus goles en el ascenso a 3º División del C.D. Veleño en el año 1.960, su titularidad en el equipo duró hasta que cumplió los veintisiete años, edad con la que se retiraría de la práctica balompédica, eso sí, puesto que nadie le movió hasta su marcha.
Este brillante jugador pudo presumir siempre de haber conseguido marcar el primer tanto y el número 100 en la historia de nuestro club en Tercera División. Precisamente el primer gol en categoría nacional lo anota en el feudo del C.D. Ronda en la primera jornada de campaña 60-61.
Otro de los goles más recordados en su carrera deportiva, fue el que le endosó al Atl. Malagueño en la Rosaleda (1-2), un magnífico tanto que sirvió para dar el triunfo al equipo que dirigía Juan Antonio Aparicio. Era la primera vez que nuestro titular ganaba a este equipo en su campo y que registró en las gradas una numerosa presencia de aficionados veleños.
Aquel día Antonio Torés fue el héroe de una delantera veleña que formaba con sus compañeros Espinosa y Sarmiento.
Su juego siempre encandiló a los aficionados, ya que poseía una gran capacidad para resolver en un palmo de terreno cualquier jugada, supo desenvolverse en otras parcelas del fútbol, la de las relaciones humanas, siempre fue un compañero al que todos estimaron mucho, de una honda e impronta personalidad, que repercutía en la plantilla.
De entre los numerosos jugadores que pisaron el desaparecido albero del Vivar Téllez con la idea noble de llevar la perfección futbolística, Torés fue un movilizador de emociones, la grada y los entrenadores que tuvo siempre confiaron en él, ya que siempre solucionaba con su talento de “caza goles” una jugada cosida al filo de su bota o de sus espléndidos remates de cabeza.
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